Cernuda en la playa. 1934. Gouache/papel. 22 x 30 cm.        (...) Las pinturas que nos quedan suyas de los tiempos de la República y de la Guerra son pocas. Me refiero a los cuadros, porque como dibujante –como dibujante de la rama de perejil en la cubierta de Canción de Juan Ramón o de la serpiente en la de La Realidad y el Deseo de Cernuda- y como el impar dibujante de viñetas que Gaya ha sido siempre, tenemos de él entonces una de sus épocas mas medulares. En el célebre Pabellón de España de la Exposición Internacional de París de 1937, el pabellón de Sert, de la Monserrat y del Guernica, Gaya presentó dos pinturas que no son de las que más se ha acordado después, Palabras de los muertos. Retrato de Juan Gil-Albert, un retrato de penumbra algo magiscista que no deja ser sobrecogedor, y Espanto. Bombardeo en Almería (con la que ganó el Concurso Nacional de 1938 y de la que Sebastià Gasch, aunque no lo parezca, siempre fiel a Gaya, resaltó “la sencillez, la firmeza y la dignidad”) (...)

Fusilamientos del 3 de Mayo  1933  (Copia) Óleo sobre lienzo  1145 x 1865 cm        (...) Y es entonces precisamente, en esos tiempos, cuando Gaya, por aquí y por allá, nos deja testimonios, generalmente escritos, de su excepción, de su diferencia, de la diferencia de su misión intima y particular con la misión general que casi todos quisieron que el arte y los artistas tuvieran.

[…]

Retrato de Juan Gil Albert  1937  Óleo sobre lienzo  100 x 81 cm        Desde 1936, encontramos a Ramón Gaya en Valencia. En Hora de España, además de dibujar las viñetas de sobra conocidas, y al igual que lo había hecho en Luz o en Sudeste, Gaya publicó bastantes escritos, y poemas tan definitivos como “Hermosura en la Guerra”. Pero yo siempre pongo la atención en unas Cartas de J. V. a Mrs. D. H. escritas cuando España, el mundo, no cabe duda que habían cambiado como de repente. La filantropía de Misiones había quedado de pronto atrás. A esas Cartas... deberá acercarse quien quiera conocer las palabras de un creador, de un hombre reconocedor de su deber íntimo en medio de la espesa asfixia de la misión colectiva a la que la alcantarilla de la guerra impelía. (…)

        Luego, el campo de concentración de Saint-Cyprien y el Château de Cardesse de Cristóbal Hall- de donde salieron pinturas muy cercanas ya del Gaya entero-, el extraordinario antipersonaje que merece estar en esa otra misión de la santa familia de los ignorantes. (...)

Enrique Andrés Ruiz

Fragmentos extraídos de "La Obra Pictórica de Ramón Gaya en Murcia".
Publicado en febrero de 2000.